Un empaque exitoso es más sencillo de lo que crees
Muchas veces, pensar en el “cómo” de un producto parece ser de complejidad: cómo transportarlo, cómo prepararlo para un envío, cómo lograr que llegue a destino sin que se vea afectado en el traslado. Sin embargo, tener un empaque que cumpla con sus funciones básicas de resguardo y de protección es mucho más sencillo de lo que se piensa. Se logra a través de la personalización del embalaje.
Desde Ironpack, proponemos un trabajo de diseño a medida, estudiando el “qué” en detalle, analizando su contexto, los elementos que lo acompañan, las distancias que recorre. A partir de ello, se toman decisiones vinculadas a cada uno de estos puntos para evitar perjuicios a futuro. Te contamos un poco más en esta nota.
1- Naturaleza del producto a proteger. Por ejemplo, un factor influyente es el peso del mismo. La personalización del embalaje es una garantía de resguardo.
2 Cada producto debe ir en su propio empaque. Esto potencia las posibilidades de protección pero también permite que, ante cualquier eventualidad, no se desate un efecto cascada, arruinando el resto de los materiales.
3- Material de protección. Debe ser lo suficientemente resistente, pero también cómodo para el traslado. Y por supuesto, soportar cualquier golpe así como ser resistente al agua. El material debe inmovilizar y amortiguar.
4- El cierre también resulta importante. Los embalajes de Ironpack van adentro de una caja o packaging que el cliente nos indica, por eso esta última tarea es esencial: un buen cierre sirve como un filtro más para la protección del producto. Por eso, antes de diseñar el empaque, se estudia con cuidado cuál será el contenedor final.
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