6 preguntas clave al diseñar un empaque

Pensar en el diseño de un empaque está asociado a una serie de decisiones, que implica mucho más que la protección del producto. Si bien el resguardo de aquello que irá en el embalaje es clave, también se deben tener en cuenta otros factores como la logística, el material, la estructura de costos, entre otras cosas.

Desde Ironpack nos tomamos muy en serio las instancias preliminares antes de avanzar con la producción del empaque. Por eso, queremos contarte algunas preguntas claves que hay que resolver.

1- ¿Cuál es el contenido del empaque?

Según lo que lleve en su interior, se puede adaptar de una forma u otra. El empaque debe acompañar al producto, no el producto ajustarse al empaque. La prioridad debe ser la personalización de este último.

2- ¿Cuál es el material ideal?
El material debe ser resistente a golpes, impermeable, no debe afectar o alterar al producto que contiene y no se debe deformar. En Ironpack trabajamos con espuma de polietileno porque permite cumplir con esos requerimientos.

3- ¿Qué capacidad debe tener el empaque?
Al trabajar con empaques personalizados, se adapta al producto que debe resguardar. Para ello, se conocen bien medidas como el peso y el volumen de dicho objeto. De este modo, luego no es necesario tener que reforzar el empaque con medidas adicionales de protección, dado que está pensado para contener un producto en particular.

4 - ¿El producto debe resguardarse a una determinada temperatura?
Algunos productos requieren de condiciones especiales tanto en su almacenamiento como en su traslado. Este dato es crucial ya que no todos los materiales resisten las mismas condiciones.

5 - ¿Cuál es el packaging del producto?
En muchos casos, el empaque no es el contenedor final del producto, sino su elemento protector. Por eso, es importante saber si el empaque luego va incluido en alguna caja o soporte adicional para poder adaptarlo al mismo.

6- ¿Cómo es el procedimiento para el llenado del empaque?
No es lo mismo si ese proceso es manual o si lo realiza una máquina. El objetivo es conseguir un empaque amigable que logre conciliar no solo la protección del producto, sino también todos los procedimientos implicados tanto en su armado, llenado como en su traslado y logística.

La percepción de un producto está asociada a la experiencia del cliente cuando lo recibe. Por eso, es clave que todos los elementos que forman parte del mismo se encuentren armónicamente integrados.